Wednesday, November 09, 2005

DE REGRESO EN LA ARENOSA


Bueno ya ha pasado un ratico bueno desde que llegué a Barranquilla, exactamente el día 23 de octubre para alegría de mis familiares y amigos y aunque el viaje no fue fácil y por ende tampoco relajado, estoy vivo aquí y ahora. Los poros se abren como decía anteriormente Andrea Barriga y la humedad de la ciudad golpea como cachetada de suero en patacones o yuca cocida. Y si señores se comienza a transpirar en el acto y de repente te das cuenta que, después de haberte quejado por nueve meses del frió extremo y del calor seco comienzas a extrañar ese país.

EL VIAJE

Señores, yo soy Colombiano. Duélale a quien le duela y no voy a negarlo, gracias a la pobre ayuda de uno de los vicepresidentes de AIESEC en Ánkara pude conseguir una visa de transito que requería para mi viaje poblado de escalas hacia Colombia y luego de explicar una y otra vez el desarrollo de mi ruta, accedieron a darme una visa de transito, que al entrar en Munich fue detectada como incorrecta, a eso súmenle que lucía un afro del que ahora no gozo y una barba (si, lo sé), fui llevado a la policía del aeropuerto por dos sensuales chicas policías punk y sometido a un proceso de interrogatorio en el que se determinó que la embajada de Ánkara fue la responsable del error, Así luego de pagar 35 euros por una visa nueva hecha de emergencia para poder pisar por segunda vez a la Unión Europea. Sin embargo la policía fue en extremo amable conmigo, me ofrecieron comida, café, cigarrillos, etc. El resto del viaje pasó en sin ninguna novedad, lo que para un buen latinoamericano de tez morena como yo significa: primero, Que estuve peleando en cada Terminal para que no me cobraran sobre peso y segundo, que en cada control de pasaporte me preguntaban -¿what will you do in Colombia, mr Martínez?-.

Llego a bogota y lo primero que me piden en el control de pasaporte es la cedula, con mucho gusto, respondo yo. Esa fue la última vez que vi mi cédula. Al parecer se extravió en algún punto de mi estadía en Bogota. Al día siguiente al fín en Barranquilla me pega de sopetón el calor de mi tierra y de mi gente, el que lleva las maletas me quiere cobrar veinte mil pesos por ayudarme (me quiere robar) y de repente la sensación es completa, ya estoy en mi país. Cuando el avion de Airfrance aterrizó en Bogota la gente comenzó a aplaudir, yo no lo hice y por ¿que?, pues sencillo, acaso soy yo cachaco? No señor.


LAS CARAS DE ORLANDO

Todos o casi todos vieron mis fotografías en Turquía donde se apreciaba mi frondoso afro, del cual me sentía muy orgulloso y de mi nueva frondosa barba que contaba además con la complicidad de la tierra de los faraones al igual que de mi ex jefecita Perla. Bueno ya eso se acabó y muy a mi pesar, ambos tuvieron que irse. Al afro nunca contó con la aprobación de mis padres. Mi mamá le echo crema peinadora desde el día en que llegué y mi papá se limitó a mandarme a cortarlo, mi espíritu rebelde triunfó por algunos días y mi respuesta terminante siempre fue, no!!! Pero el calor de mi amada ciudad hizo entonces de las suyas y me castigo con una fuerte jaqueca que me envió por mi propia voluntad al peluquero. En el afán de mantener vivo a McCoy las transformaciones en mi apariencia se dieron de forma gradual, pasando desde el funk, la salsa de los setentas, el caribeñismo de los años cincuenta hasta dejar a McCoy en pura y volátil esencia.


Y DEL RELAJO, QUE???

Yo nunca pero nunca he sido rumbero. Los que me conocen bien lo saben, saben que si un plan de discoteca depende de mi lo mas probable es que ya se daño desde la concepción misma… eche!!! del mismo. Mas sin embargo cuando se llega al otro lado del mundo hay cosas en que es mortal errar: no demostrar el sabor Latino-colombiano-caribeño-NEGRO y lo otro es dejarse robar el acento, así que para acabar con polémicas me entregue de forma desmedida al baile en Ankara (donde dos o tres veces estuve a punto de morir). A los que les agué la fiesta en mas de una ocasión, se sorprenderían de haberme visto reventar baldosa una y otra vez, bailando hasta música de Santana. Todos sabemos que Santana no mas lo bailaron los viejos nuestros, pero la música de Santana (la de ahora) no es para nada de baile.

Llegando a quilla me entero que hay cantidad de conciertos y fiestas, es que en diciembre esto es lo más normal, así que me dispuse a ir mi primer fin de semana a un concierto en la playa al aire libre de vallenato, fusión y regueton (mi favorito). DESASTRE TOTAL!!!!! Fue mas gente de la esperada, no había transporte, no se vio nada, y casi tocó regresarnos a pié, (el pobre de cesar de hecho casi le tocó). Toda una experiencia pero fue bueno reencontrarme con los amigos, la música, la playa y por supuesto el alcohol barato. En resumen hasta ahora nada ha dejado de ser interesante ¿y por que no lo ibas a ser? Carajo!!! Acuerdense de que esto es Macondo. todo lo que me queda es esperar atento a los cambios en barranquilla que nunca dejan de sorprenderte y mientras agradecer todo lo aprendido de mi reciente experiencia, ruego repetir algo parecido pronto. mientras tanto solo a esperar.

5 comments:

Roberto Iza Valdés said...
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Lina Combariza said...

Hombre!!! bienvenido a nuestras caoticas tierras...

Asumo que en tus recorridos por Quilla encontraras al principio que todo ha cambiado... y despues descubriras que todo sigue igual.

La pregunta es: Y ahora que vas a hacer?

Unknown said...

Si señor!!!!Ya me da ganas de estar nuevamente en la "bella" y "civilizada" ciudad. Es increible cuanto la extraño, despues de quejarme tanto!

Unknown said...

A veces me encayo en las añoranzas de mi Curramba la bella, sin embargo creo que no iría a un concierto de reggeton ni pa el carajo!.
Mejorando la narrativa. Insisito en que trabajes más los detalles, no debes escribirlo como si fuera un mail largo para alguien (pa que después te lo respondan con un mail de 3 líneas jojojo).
Saludos y en espera de un material fotográfico más completo!.

Johanna said...

Hola Orli..
aqui poniendome al dia con los blogs poco a poco.
Que cuento el de tu viaje, la verdad ser colombiano es un privilegio por el que tenemos que pagar caro, principalmente cada vez que estamos en un aeropuerto, alguna vez te contare la historia de mi reciente visita al aeropuerto de paris.
Volver a casa es volver a las raices, a donde todo empezo y en donde eres simplemente tu... sin afros y sin bigote, pero con el calor humano y natural de una ciudad viva y aparentemente mas cerca del sol que cualquiera.